En un murmullo lejano se oyen los pasos patizambos y descomunales de unas patas de gallina. Se acercan con un poder sobrenatural hacia las profundidades del bosque y sostienen con firmeza una casa con puertas y ventanas hechas de carne humana. La casa de las patas de gallina baila en una danza extenuante; da vueltas y más vueltas sobre sí misma y es el hogar de la Vieja Salvaje, la aterradora Baba Yagá.
Hablan de la madre, de un ser despiadado que encierra en sí misma el poder de la creación y la aniquilación. ¿Quién es ella, que todos temen y rezan por su existencia?
Baba Yagá ha existido desde siempre pero es el imaginario colectivo eslavo quien la concibió bajo su forma más conocida: la de la temible bruja come niños. El folklore ruso ha guardado para Baba Yaga un altar muy particular que nos transporta a los antiguos cultos a las Diosas-caballo. Es ella la encarnación más fidedigna de la Madre Nyx, una diosa de la Vida/Muerte/Vida. La guardiana de los seres celestes y terrestres; El Día, el Sol Naciente y la Noche.
Pero empecemos por el “había una vez”. Los cuentos de tradición oral que mencionan a Baba Yagá describen a la bruja bajo múltiples formas, aunque todos coinciden en su aspecto huesudo, su nariz inclinada hacia abajo y su barbilla curva hacia arriba. La piel está cubierta de verrugas y su apodo a menudo es el de “Baba Yagá pierna huesuda”. Habita en la isba sostenida por las patas de gallina y vuela en una caldera en forma de almirez. Ella impulsa su vuelo con un remo y desde los cielos barre, aniquila y crea lo que se le antoja. Es la Diosa Salvaje.
El cuento de Basilisa la Bella revela el profundo significado del personaje de Baba Yagá. Afanásiev, folklorista ruso que se encargó de recoger los cuentos de tradición oral a lo largo y ancho de las estepas rusas, narra en su recopilación este relato donde la protagonista es una bella e inocente niña que sufre y renace en manos de Baba Yagá.
Porque sí, no olvidemos que la destrucción entraña creación. La Yagá lo sabe. Es la que sabe. Y a ella acuden los que necesitan alimento interior, almas predispuestas a encontrarse, a renacer mirándola a los ojos. Basilisa está preparada, y es entonces cuando puede enfrentarse a su encuentro con Baba Yagá.
Estrictamente, el cuento nos sitúa en la narración tradicional de una dulce e ingenua niña que queda huérfana de madre y se encuentra con una despiadada madrastra que, junto a sus hijas, quiere destronarla y anularla, matarla metafórica y literalmente. El cuento recogido por Afanásiev– que está recopilado por Reino de Cordelia en Basilisa la Bella y otros cuentos populares rusos– tiene un final distinto al que le otorga la escritora y contadora Clarissa Pinkola Estés en Mujeres que corren con los lobos. En esta variante literaria del cuento que nos ofrece Estés lo que realmente extraemos de valioso es el subtexto de la narración. Una traducción de cada uno de los elementos que nos conducen a profundizar en lo que realmente aprende Basilisa al encontrarse con la Mujer Salvaje:
- El cuento de Basilisa canta y llama a despertar lo más bello que puede tener cualquier mujer: su intuición.
- Basilisa debe crecer. Está dormida, aún está mecida por el aliento dulce de su madre (ahora muerta). Y es el momento en el que debe madurar e iniciarse como mujer. O como afirma Estés: “dejar morir a la madre demasiado buena”.
- Baba Yagá es la mujer salvaje, la Diosa de la vagina dentata. Representa la naturaleza instintiva. Sí, es la bruja del rostro aterrador que entraña un poder sobrenatural y que inicia a aquellos que la visitan. Conocerla es identificar el poder salvaje de la psique femenina. Basilisa resiste y contempla sin miedo y con profundo respeto el rostro de la Vieja Salvaje; y ya está preparada para lo que venga. Ha superado las pruebas de la iniciación.
Las lecturas continúan y el cuento está ahí, esperando a ser leído. Pero, ¿qué hay de la Vida/Muerte/Vida? ¿Quiénes son El Día, el Sol Naciente y la Noche?
LA MADRE DE LA VIDA/MUERTE/VIDA Y LOS TRES JINETES
Basilisa se encamina en el relato hacia la cabaña de Baba Yagá y ve aparecer, uno tras otro, a un jinete blanco montado en un caballo blanco, al jinete rojo a lomos de un caballo rojo y por último, al hombre de negro montado en un caballo negro. Estos colores simbolizan el nacimiento, la vida y la muerte. Negra, la disolución de los valores antiguos. Rojo, el sacrificio de las ilusiones caducas que ahora deben morir. Blanca, la nueva luz de la sabiduría, nacida de los dos jinetes anteriores.
Y son estos tres colores y sus jinetes los que representan el ciclo de la Vida/Muerte/Vida de la Diosa Salvaje. El símbolo del alba, el ascenso de la luz y la final oscuridad que termina y comienza de nuevo el ciclo vital necesario para que todo lo que muera viva y viceversa. Baba Yagá es así la madre de la Vida/Muerte/Vida que acoge a los jinetes y alumbra su partida.
BABA YAGÁ ESTÁ AQUÍ
De hecho nunca se fue. Ya lo dijimos. Las referencias literarias, musicales, artísticas y sociales siguen siendo proporcionales a su poder. Empecemos por orden casi cronológico:
Mussorgsky
En 1874 el compositor ruso creó “Cuadros de una exposición”. Entre las piezas de la suite se encuentra una de las más perturbadoras: “La cabaña sobre patas de gallina”, con forma de reloj, donde vive la bruja Baba Yagá. Solo el inicio merece un punto y aparte:
Iván Bilibin
Ilustrador de influencia estratosférica y niñez suburbial en el San Petersburgo del S.XIX. Bilibin perteneció al movimiento artístico Mir iskusstva y su pasión por el folklore eslavo se materializaría en la mayor parte de su obra, ilustrando los cuentos de Basilisa la Bella (sus ilustraciones en este post), El Cantar de las huestes de Igor o Iván Tsarévich y el Pájaro de fuego.
El propio Afanásiev
Nombrado al inicio, le debemos la eternidad de la gran parte de cuentos de tradición oral eslava. Ostenta el título de primer folklorista que editó estos relatos y en su obra hay cerca de 700, entre ellos Basilisa la Bella.
Hellboy
De Mike Mignola, con sello de la casa Dark Horse: “Each year on this night The Baba Yaga comes to call up dead sinners and count their fingers.”
Anatoli Liadov
De nuevo un compositor ruso embargado por el folklore eslavo y sus embrujos. Una de sus más famosas piezas es el poema sinfónico Baba Yaga op. 56, compuesto en 1905:
Bill Willingham
Sí, el escritor y creador de cómics estadounidense no se olvidó de rescatar el mito de Baba Yagá y dedicarle un pequeño cameo en Fábulas del sello Vértigo (DC Cómics). Una serie de historias con personajes clásicos de la mitología y el folklore popular.
Las aventuras de Vania el forzudo
Un clásico del mago de cuentos infantiles Otfried Preußler. Podemos encontrarlo en la colección El Barco de Vapor de SM. La historia tiene como protagonista al pobre Vania, el más holgazán de cuatro hermanos. Blanco de las burlas y las amenazas de sus congeneres por la extrema vaguería que le caracteriza, un día se le aparece un anciano que le anuncia un gran futuro si sigue sus instrucciones. Se aventura así a cumplir su destino y vencer a todo tipo de monstruos y seres sobrenaturales que se crucen en su camino (entre los que se encuentra, por supuesto, Baba Yagá).
Reminiscencias y homenajes patrios
Porque también aquí le rendimos honores a la Yagá. El autor catalán Luis Moreno lanzó su ópera prima en el campo del manga con “Baba” en 2009. Una versión fresca y libre de Baba Yagá en la que su protagonista es una joven aprendiz que intenta seguir el manual de la buena bruja al pie de la letra. Humor y magia a partes iguales.
Más recientemente parece que Baba Yagá también se ha logrado colar en las obras independientes más insospechadas e irreverentes. En Hijos de Sedna de Prosa Inmortal y Episkaia Madrid, un mosaico de autores construyen una antología a través de historias que cuentan la mayor epopeya de ciencia-ficción que ha vivido la raza humana. Y sí, entre estos relatos Leela Wadee rescata a Baba-Baba, Nuestra Señora de los Tumores, una bruja sedienta de ingredientes que llena de escatológicos ungüentos a los pacientes que la visitan para después entonar su conocido canto sobre los huesos.
Y si continuamos con la fisonomía general de Baba Yagá, hay que completarla con la visión y la luz que artistas e ilustradores contemporáneos han sabido darle, reinterpretando el mito en torno a la Diosa Salvaje. Atentos:
Baba Yaga and the Wolf (cómic)
Y si aún te quedas con ganas de más, no tienes más que rastrearla por Pinterest/Instagram/Tumblr o el muy biensabido Google. Aunque quizá debamos primero aguzar el oído, la vista o cualquiera de nuestros sentidos y como la perrita Blackie, aullar sin motivo alguno hasta ver aparecer a la Yagá.
El ciclo de la Vida/Muerte/Vida continúa y reciclándose a lo largo de los siglos, esta bruja deslenguada y flaca persiste en su empeño, perturbándonos con sus apariciones para un despertar que tarde o temprano llegará en forma de patas de gallina y vuelos de almirez. Que así sea.